Citas, apuntes y aforismos

Unas palabras previas

      Como dijo en su día el Premio Nobel alemán Hermann Hesse, "el aforismo solo causa placer en pequeñas dosis". No es éste, por tanto, un capítulo del blog que deba leerse de un tirón, sino -bien al contrario- a ratos perdidos, para saborear mejor los contenidos.
      El aforismo se define desde el diccionario como una sentencia breve y doctrinal que se propone a modo de regla en alguna ciencia o arte. Pero se suele admitir una relajación semántica del término que da paso, además, a esas frases peculiares que, por su propia carga de originalidad, ironía o extrañeza, merecen ser destacadas.
      Ricardo Serna es un escritor con facilidad para la sentencia, para la frase curiosa y sarcástica, para la cita peculiar preñada de humorismo. Se recogen aquí algunas de las más brillantes.



-Publicar un libro no significa nada. Publicar una docena, en cambio, ya es harina de otro costal.

-Uno es escritor si lo siente en las tripas con certeza. Si no, no.

-El ser humano todavía no ha encontrado el antídoto contra sus propias miserias.

-Corrige el yerro de un ignorante y ganarás un enemigo irreductible para toda la vida.

-Un buen libro no ha de carecer nunca de sus correspondientes erratas.

-Dios es misericordioso con los hombres. Les da hijos para que la muerte se les antoje una buena nueva.

-En España todo el mundo es inteligente, simpático y de una gran cultura, gana un formidable sueldo, tiene dos niños preciosos, vive en un magnífico adosado y ha escrito una novela.

-El hombre no es la disonancia encarnada, como lo definió Nietzsche, sino carne fatua emperifollada de tontería.

-Es en el detalle donde se nota la excelencia.

-Llamarse Angustias debería ser incompatible con el ejercicio de la abogacía. Esperanza, en cambio, ya resulta más apropiado.

-La estética condiciona con frecuencia la moral y las costumbres.

-Demostrarás tu ignorancia y tus prejuicios al rechazar algo de lo que nada sabes ni conoces.

-Cortarse las venas por amor ¡queda de un elegante...!

-Abandonar los sueños es empezar a morir.

-Para contar hay que estar. Si uno no está, ya no es nadie.

-Los hijos son una bendición de Dios. Gracias a ellos, los padres pierden pronto el miedo a la muerte.

-Amigo envidioso, enemigo peligroso.

-Marta, una antigua alumna, me dijo el otro día que me recuerda como un gran profesor que le enseñó a querer y apreciar la literatura. Sin duda, detrás de un gran profesor hay siempre un mejor alumno.

-No es bueno fiarse de quien muda de actitud como de camisa.

-La vida es un óleo. Hasta los cincuenta no se nos ocurre mirarlo por detrás, pero conforme envejecemos nos fascina más y más su parte oculta.

-Detrás de todo gran hombre hay casi siempre un gran despacho de agobados.

-La incultura es caldo de cultivo para las dictaduras; y el fanatismo, su más sólido sostén.

-El juvat vivere renacentista me parece un lema demasiado simple, demasiado alegre y rotundo, demasiado optimista, demasiado inmaduro, demasiado hueco, demasiado impreciso y algo descarado. Por lo demás lo veo bien.

-¿La vida, dice? Pues no sé. La segunda a la izquierda, me parece.

La mirada del escritor. Un primerísimo plano de Ricardo Serna (2015)

-Si cada cual se preocupase de sus propios asuntos, la vida en el planeta sería una balsa de aceite.

-Hay que ser muy femenino a veces para ser un hombre.

-El ser humano se acostumbra con facilidad a soportar las adversidades, sobre todo las del vecino.

-Salir airoso es aguantar un segundo más que el prójimo que pretende impedírtelo.

-Según Hesse, Marx quiso transformar el mundo. En cambio, él se conformaba con transformar al hombre en particular. Ignoro cuál fue más iluso de los dos.

-Me pregunto si Dios será creyente.

-Algo tenían de viejas catedrales las antiguas camas con dosel. Solo les faltaba el olor a incienso y un monaguillo asomando la cabeza por el embozo de las sábanas.

-Resulta fácil pensar por qué la Iglesia canonizó a San José echando virutas. No se puede quejar el santo; a fin de cuentas era lo suyo.

-Como al final fuese verdad que no existen el cielo y el infierno, me iba yo a acordar hasta del sursuncorda.

-El amor es paz, serenidad, vigilancia, una caricia en la mejilla o una infusión de manzanilla a media noche. Lo demás no es amor, sino fantasía.

-Un hombre de suerte es aquel dichoso y felicísimo ser a quien el destino le agrupa todas las tristezas, desgracias y calamidades en un solo año de su vida.

-El hombre inteligente y cultivado tiene menos posibilidades teóricas de vivir dichoso que el palurdo iletrado.

-Las cabezas más brillantes -y por ende menos infelices- de este mundo, siempre son las cabezas de chorlito. Y sus propietarios, los idiotas más agudos que uno pueda imaginarse.

-La diferencia esencial entre los psiquiatras y sus pacientes estriba en que éstos suelen mejorar con el tiempo.

-Una amiga mía dice que su esposo es para ella como de la familia.

-Si los barones invitados a una boda se marchan a sus casas al concluir el banquete, es porque ya no tienen derecho de pernada.

-Cimón, el hijo de Milciades, aún debió ser más feo que su puñetero padre.

-Los hijos son montones de fotos viejas en un álbum desvencijado y añoso, que las madres no dejan nunca de mirar y remirar con melancolía en la habitación del asilo.

-Enseñar es lo de menos; los libros pueden enseñar. Lo que importa es educar, modelar capacidades, ofrecer guías y criterios.

-No he pretendido nunca saber muchas cosas , sino ser culto, que es cosa bien distinta.

-El buen profesor es capaz de enseñar hasta de cuerpo presente.

-Uno se muere del todo cuando dejan de recordarle.

-No creo que haya otro método mejor para vivir muchos años que el de volverse viejo sin ninguna prisa.

-Ciertos murmuradores usan las verdades para calumniar, pues la verdad a medias deja de ser verdad para convertirse en retorcido, falso y hasta envenenado rumor.

-He leído y reflexionado lo suficiente como para no estar seguro de nada en absoluto.

-Algunos libros se asemejan bastante a los perros de presa: te asaltan de repente, te enganchan las manos, te muerden el interés y luego se ve uno negro para quitárselos de encima.

-En el presente tiene el ayer su residencia habitual.

-Escribir, inventar, resucitar ensueños o espejismos por medio de la creación imaginativa, tiene algo de brujería y algo también -una pizca sólo- de incuestionable divinidad.

-El poeta que busca la perfección métrica de manera obsesiva, escribe más con los dedos que con el alma.

-En España no se acaba de perdonar la inteligencia.

-En el sufrido género de la novela cabe todo, hasta incluso lo bien escrito.

-Cuando enfermas de gravedad y todos los parientes y conocidos van a visitarte al hospital, medio sollozando, casi da reparo curarse por no defraudar a tantísima gente de vez.

-Enfermar de cáncer a una edad temprana es como echarse a la muerte de novia formal.

-Los vivos son muertos que se hacen ilusiones.

-La historia es fácil de entender, aunque muy difícil de comprender.

-Qué triste es la muerte cuando llueve.

-La literatura es mentira en su conjunto y verdad en su totalidad.

-Los justos nunca poseerán la tierra; los ricos la comprarán primero.

-Personalmente, no me gustaría morirme durante los días de la semana.

-La conciencia, como el paraguas, es un estorbo. Lo prudente es concienciarse de que hay que olvidarse de ella en cualquier paragüero.

-Salir triunfante en un proyecto consiste en perseverar en la idea propia a pesar de los fracasos parciales que uno cosecha por el camino.

-¿Mis semejantes? Yo no tengo semejantes. ¡Hasta ahí podíamos llegar!
                  

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